¿Quién dijo yo?, cuando en nuestras vidas nunca ha figurado la palabra "mente estable". La necesidad de adentrarnos en nuestros defectos amerita un total control de nuestros pensamientos, ansiedades, miedos, prejuicios, etc.
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¡Nuestra mente frente a todos los sentidos!, nuestra mente es interna y los sentidos son el puente hacia lo externo, es decir, hacia lo posible. Pero internamente, nuestra fe como humanos se encuentra limitada a las barreras que hemos aprendido, plasmado o impuesto desde nuestros sentidos por nosotros mismos frente el temor a desarrollar acciones imposibles.
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El ojo es un mal para la mente, pues la mente sueña con volar pero el ojo al ver la danza de las aves en el cielo se estremece de temor, sujetándonos a la tierra y encerrandonos en un mundo de posibilidades.
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Muchos piensan en un hombre de vitruvio con doble personalidad, un personaje como él es real pero no es sincero, se esconde. Pero el objetivo no es tratar de parecer sinceros, permanecerlo es mucho mas necesario que lo anterior. Es importante mantener una doble cara contra el sistema e incluso frente a nuestras compañías con el objetivo de que prevalezca una imagen sin diagnostico de nuestro yo, es decir, ser indescriptibles, indescifrables; hasta incluso, llegar a mostrar el peor de los defectos con la intención de escudarnos. La peor amenaza es la que no se conoce pero que permanece ahi latente, intocable, ya que no se puede prevenir por la misma "volubilidad superficial" que le haz dado a tu entorno.
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La multimoral de vitruvio debe ir acompañada de simetria emocional y psicologica para no desvariar en nuestros objetivos a cumplir. Por lo mismo, la conciencia debe someterse a un autoexámen para determinar el grado de tolerancia en la cual te podrás desenvolverte para no perder tu identidad en medio del oceano de personalidades que vas a asumir.
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Aprender a tener un control mental y de compostura para determinar los cambios de ánimo para dominar o manejar el contexto y el ambiente en donde te encuentres y con las personas con la que te encuentres. Introducirnos en las mentes de las demás personas para controlar los momentos de afecto y de desafecto, destruir las mentes de las personas es cuestión de coartada matemática y más que todo, de responsabilidad, porque se trata de inmuiscuirnos en el pensamiento de nuestros enemigos o el de las personas que puedan llevarnos a ellos.
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El hombre de vitruvio puede poseer mil imágenes, mil brazos, mil piernas, se moviliza sin despegarse de la mente por convicción pura. Nuestra mente debe ir más allá que nuestros castigos; ya sea por un bien o por un ideal, nuestra mente debe permanecer iluminada aún así desarrolle el más vil de los papeles, pues es solo un acto de apariencias con el propósito de buscar un sitio dentro del núcleo ya que desde ahí se ataca.
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El hombre de vitruvio extiende sus extremidades, no es un solo hombre, ninguna cadena mental lo detiene. El hombre de vitruvio está fuera de cualquier predominancia, insignia o rótulo. Es el odio, la felicidad, la alegría, la tristeza. El hombre de vitruvio maneja esas cuestiones, nos las suprime ni las reprime sino las canaliza para los fines de su conveniencia.
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