¿Si yo soy machista?, la confusión en el mundo sobre éste tema es un problema realmente, pero aún más que eso, un tabú, incluso en nuestros propios espacios.
No, no lo soy. Soy un fatalista radical, reivindicador de la equidad de género, o mejor dicho, un creyente inconcensuado de lo que muchos llaman "anti-género". Pero dentro de todo ésto, cabe indicar que antes que odiarnos como especie, antetodo, debemos empezar a amarnos desde nuestras diferencias físicas que como hombre o mujer tenemos, porque eso hace que seamos únicos y tan necesarios el uno con el otro para poder contener nuestra especie tan venida a menos.
Debemos amar nuestras diferencias y no menospreciarlas porque gracias a ellas nos complementamos y sustancialmente obtenemos de cada una ciertas destrezas que nos pueden ser enseñadas para el beneficio cultural.
Ahora bien, cabe determinar si realmente el mundo está preparado para llevar consigo un cambio que proponga una verdadera tolerancia e inobservante de los aspectos irrelevantes de vestido, manera y/o forma de ser. Vayámos a ver desde el punto de vista femenino como nos hemos vistos envueltas en estos tratados (y digo "como nos hemos visto" ya que para otorgar más o menos una respuesta neutral debo responderte como un "humano", y no como un hombre; debo entender tu dolor, captar tu dolor aunque suene imposible).
En esta sociedad de consumo, el 87% de las mujeres que conozco son machistas en esencia, y no quiero menospreciar con ello sus maneras de lucha, sino que quiero ser objetivo y no un devoto de lo que "me conviene" decir.
Considerando mi roce con las mujeres, he podido comprender los ciertos aires de debilidad que el hombre le ha otorgado para hacerla sentir "más o menos especial", pero ésto lejos de ser algo bueno, es un arma de doble filo. La mujer para el hombre "machista" es débil por naturaleza, vista desde el punto físico por su contextura y su delicadeza que la hace "supuestamente" incapaz de sobrellevar una "buena" cobertura de defensa que la haga independiente de la mano masculina. Entonces la mujer se siente orientada a perseguir al "hombre ideal" que la protega del mundo hóstil, vistiéndose de la inferioridad plantada desde el seno familiar para estar sujeta desde niñas a la protección paternalista y de grande, a la protección marital.
Nuestra propuesta o mejor dicho, mi propuesta está lejos de esas percepciones erradas que desestiman el actúar de la mujer. Desde la perspectiva solidaria, mi mano puede ser extendida y sin privilegios hacia la persona que sufre los daños, pero tanto el hombre como la mujer estamos obligados en cierta manera a cubrir las debilidades de cada uno bajo los términos de la libre enseñanza, aprendiendo a defendernos el uno con el otro empezaríamos a tener un mejor mapa de nuestras capacidades y destrezas para focalizarlas según las exigencias.
Pero el aspecto físico no lo es todo, existe tambien el aspecto mental de donde devienen los prejuicios que son tomados para crear distensión. La mujer vs. el hombre ó el hombre vs. la mujer, y detrás de todas esas plataformas de luchas, existe un gran mercado que busca empadrinar a cada género según sus necesidades (condones, cosméticos, etc.). Haciéndose tomar a cada uno como objetos de simple uso, y ésta vez ya no sólo es el hombre, ahora tambien es la mujer. Es penoso pero la mujer piensa que se hace libre imitándo la bestialidad del hombre, pero no sabe que se convierte en lo que siempre odio. En autoritaria, y en donde la libertad sexual se confunde con el placer hedonista para al final, sentirse vacía. Lo digo así porque en mi caso, me siento vacío siendo objeto y haciendo objeto de placer a las personas.
Incluso, las mujeres empresarias que piensan son dueñas de su futuro, encuentran el abismo que les produjo ser esclavas del dinero. Se dan cuenta que solo son productoras de bienes y consumidoras de la rutina que tanto le criticaban a los hombres y que les impedían compartir su tiempo de compañerismo y ocio para con ellas.
Pero el hombre y la mujer no piensan como hermanos, no piensan como humanidad. Cada uno piensa en sus intereses. La lucha continúa y la sociedad aplaude y depende mucho al bando al que pertenece. La mujer piensa en tener más libertad atropeyando al hombre y el hombre piensa que la mujer es su enemiga porque ha comenzado a imitar y a conquista lo que antes hacía y lo consideran un riesgo para su ridícula "virilidad".
Y en base a todo ésto, solo se han dedicado a crear estereotipos para contrarrestar el avance del uno y del otro, sumergiendose en el océano del consumismo, se olvidan de la vida y solo viven para imitar como en una fábrica de autómatas. Con su imponente moda dicen ser libres pero solo buscan ser el ícono de tal cual "Mujer Perfecta" u "hombre perfecto" de algún "desubicado(a)" que les presté la debida importancia "superficial".
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