Los medios de comunicación se han encargado de vendernos posturas, conceptos y mediasverdades ideológicas que no ofrecen soluciones reales a los problemas ya existentes del tipo social, político, económico, etc.
La idea principal a la que nos quieren someter es la de sentirnos libres o al menos, satisfechos de alcanzar sueños materiales basados en el consumo o la apreciación monetaria para conquistar una vida plena y con el objetivo de no sentirnos apartados de ese deseo tan abstracto de progreso y/o superación.
Por ejemplo, se nos pretende mostrar libertad de expresión, cuando la bendita libertad para la televisión y los medios consiste en abordar de manera auspiciosa la temática de lo estúpido y vano, lo inmundo y rapaz; se han encargado muy bien de confrontar y minimizar las luchas sociales y las injusticias que imperan en el marco “democrático” a través de cortina de humo.
Ahora no es necesario reclamar por un salario justo siempre que se tenga en pantalla a un puñado de artistas que hagan gala a su vacía vida de glamour; después de todo, cualquier chisme de farándula aliviará la desazón por el incremento de la tasa de desempleo; un partido de fútbol hará pasar desapercibido cualquier acto de corrupción.
No es que nuestros gobernantes sean brillantes al momento de armar campañas mediáticas, ¡No!; el problema radica en nosotros mismos que con nuestra indiferencia somos parte de la estrategia de dominación de masas; apartando de nuestra vida el sentido de cuestionamiento.
Permitiendo se nos trate como rebaño que se alimenta de la basura televisiva y propagandística de la prensa escrita; víctimas del ataque intelectual de aquellos que gustan de ocultar la verdad en defensa de beneficios económicos, privilegiando intereses que carcomen a la conciencia y a la cultura.
Sometiendo al individuo a un mar de conceptos “esperanzadores”, cuyo significado difiere mucho del entorno en el que vive; acaso, ¿no es traición fomentar la ignorancia?, ya que por ésta misma, somos lo que somos, estamos como estamos; entonces, ¿cómo terminarán pagando por todos los pliegos de mentiras e infamias que han elaborado?.
Al sistema mismo no le conviene perder la sinfonía del engaño, prevalece entonces el apoyo a quienes gozan de su simpatía ideológicay/o partidarista o incluso a quienes no, derechistas o izquierdistas; porque al sistema mismo no le importaría mucho compartirla estructura del poder, pero sí perder el poder.
Y es justamente eso, el poder, lo que nosotros los libertarios queremos destruir. Por lo mismo, hay quienes siempre intentarán engañarnos con reformas, populismo y demagogia; para garantizar el continuismo con el afán de lucrar una y otra vez. Nosotros estamos llamados a romper con eso, “porque se vive en la revolución y no de la revolución”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario